Gran Hermano 14: Beso de reconciliación entre Susana y Gonzalo. La concursante no se aclara y pasa del enfado al amor sin que al gemelo le dé tiempo a enterarse de qué va la fiesta. La comida volvió a ser el centro de tensión de la casa de Guadalix y no porque faltase, ya que el súper les invito a una suculenta comida, pero un gesto de Gonzalo con su postre fue el detonante del enfado de Susana que no ve en el gemelo el tipo de hombre que a ella le gustaría, aunque terminaron reconciliándose de forma más dulce, con beso.
La historia de amor entre Susana y Gonzalo aún no ha llegado al final, por mucho que insista la murciana, que no tiene nada claro respecto a sus sentimientos. Lo volvió a demostrar después de discutir con Gonzalo, y es que sus palabras dicen una cosa y sus gestos y actitudes dicen otra. Lo cierto es que aunque a veces quiera, no puede separarse de su gemelo, con el que mantiene un tira y afloja que da esperanzas a Gonzalo, que aprovecha cada vez que ve la puerta entreabierta para lanzarse al ataque, a pesar de que hace unos días, Susana le confesaba que había jugado con él.
La última discusión entre los dos concursantes tuvo su origen en la comida, fuente de, casi, todas las disputas de la casa, y es que cuando la comida escasea la tensión está a flor de piel y los concursantes, después de dos pruebas falladas tienen la despensa desierta. Las consecuencias de haber fallado dos pruebas seguidas se nota, y mucho, y los concursantes se vieron obligados a rebañar migas de galleta para desayunar, aunque para comer tuvieron más suerte, ya que el súper les dejó en el confesionario algo de fruta y para cenar hicieron cebolla frita.
Una jugosa comida a cambio de limpiar la casa
Al día siguiente, sin migas que rebañar, el súper fue benévolo y no quiso dejar a los chicos muertos de hambre en la casa, así que les hizo un propuesta irrechazable, si limpiaban la casa y la dejaban reluciente, podrían comer lo mismo que él. Los concursantes ni se lo pensaron y se remangaron para dejar la casa impoluta. Por fin, a la hora de la comida recibieron su recompensa. En el menú, los concursantes disfrutaron de unas ricas lentejas, sanjacobos o pollo entre otras cosas, y para rematar, un surtido de postres industriales que trajeron la polémica a la casa de Guadalix.
El arroz con leche, culpable de la discusión
A Susana se le hacía la boca agua pensando en el arroz con leche que le había prometido Gonzalo, pero como se suele decir, del dicho al hecho hay un trecho. Gonzalo se lo pensó mejor y decidió cambiar su arroz con leche por una copa de chocolate de Kristian, gesto que no gustó nada a la murciana, que vio cómo su postre se deslizaba al lado opuesto de la mesa: “Estoy cabreada, no es broma. Yo nunca cambio mi comida para que tú comas más. Me decepciona”, le dijo Susana a Gonzalo, que hizo caso omiso y disfrutó su copa de chocolate.
A Susana le pareció un gesto muy feo y se fue a llorar al retrete en compañía de Saray, que animaba a la murciana a tomar cartas en el asunto: “No te disgustes, toma medidas y ya está. Yo lo entiendo, me he quedado flipando”. Después de cruzarse con el gemelo la situación no mejoró, todo lo contrario, ya que Gonzalo se excusaba afirmando que “yo soy así” a lo que la murciana contestó que “está bien saberlo ahora”.
Finalmente, los dos concursantes hablaron en la cama y Susana le explicó a Gonzalo que ella siempre está mirando por ellos y pensando qué puede quitarse de comer para dejárselo a ellos, por eso la molestó especialmente el feo gesto del gemelo durante la comida. Además, la concursante insinuó que el gemelo aún tenía una puerta abierta con ella, aunque no hace mucho que rompieron su relación, pero que se había cerrado después de su mal gesto: “Me has tocado donde más me duele. He visto ciertas cosas que contigo no voy a tener. No eres protector, no me he sentido cuidada como en plan pareja”, afirmó la murciana.
La enigmática explicación de Susana animó a Gonzalo, que la contestó: “Hoy se te está yendo la pinza. Estás mezclando peras con manzanas. Que digas que nos soy persona protectora me revienta, porque siempre estoy viendo qué hacer por ti. Eso sí que me mosquea”. El gemelo pasó al ataque viendo un rayo de esperanza y se abalanzó sobre la murciana, abrazándola y diciéndola: “Quiéreme”. El abrazo y la discusión terminaron con un dulce beso en la boca que llena de esperanza a Gonzalo.