La popular influencer Dulceida, de 34 años, tiene una política clara contra el acoso que se puede recibir en las redes sociales.
“Hater” es esa palabra nueva a la que todos tuvimos que adaptarnos en los últimos años. La Real Academia Española ya anota esa expresión entre sus extranjerismos y la traduce como “odiador u odiadora”. “Hater”, en pocas líneas, es un término de origen inglés y hace referencia a aquellas personas que se dedican a denigrar u a ofender a través de las redes sociales. Las leyes españolas están todavía un poco desorientadas al momento de condenar o absolver esta acción. Y todo, por supuesto, entra en una enorme discusión.
Dulceida, lejos de querer escapar a este debate, quiso entrar de fondo y acelerando. La influencer catalana, de 34 años, nacida en Badalona, habló sobre su política ante estos tipos de actos que se llevan a cabo con odio, pero se respaldan (un poco) en el anonimato de las redes. Lo hizo en el programa El Homiguero. Y, como se esperaba, sus declaraciones televisivas repercutieron por distintos sitios…
El juicio de Dulceida
Aida Domènech Pascual, conocida simplemente como Dulceida, quiere ir a fondo para combatir a los hater. Y utilizó la palabra “acoso” para definir cómo se metieron en su vida sentimental durante el proceso de ruptura con Alba Paul, quien era por entonces su pareja. “Al principio hubo acoso. Era un grupo de personas que nos perseguían por redes y publicaban todo lo que hacíamos. Eso nos causó muchas más discusiones y mucha presión”, informó la influencer de moda.
Y recordó luego el juicio que le inició a uno de esos acosadores que hasta llegó a amenazarla de muerte. “Me dijo ‘si te veo otra vez con la bandera LGTBIQ+ te quemo viva’. Organizó a un grupito y les dijo ´si la veis por la calle os puedo conseguir por dónde se mueve y le pegáis. Aunque sean solo palabras’. El mal rato que yo pasé, el miedo que tienes…”
El presentador de El Hormiguero, Pablo Motos, quiso saber cuál era la condena para este tipo de casos. Y Dulceida respondió qué sucedió con el episodio mencionado: “Una multa de dinero muy pequeña que paga al Estado o servicios sociales. No se puede acercar a mí y, si lo hace, ya es penal. No puede publicar nada de mí. Económicamente era muy poco. La multa fue de 10 euros al día durante 3 meses”.
