La mejor película de artes marciales tiene nombre y apellidos. Esta es la mejor película de artes marciales del cine moderno: tienes que verla
Las artes marciales siempre han sido un género querido por el espectador. Desde que su popularidad alcanzó su máximo apogeo con la irrupción en la gran pantalla de Bruce Lee en la década de los 70, las salas de cine se llenaron de katanas, luchas cuerpo a cuerpo, maestros de kung fu y dragones bordados en la solapa de kimonos.
Uno de los directores que reconoce haber estado influido personalmente por este género fue Quentin Tarantino, que durante toda su adolescencia disfrutó de un sinnúmero de películas de artes marciales, a las que le dio acceso su condición de empleado en un videoclub. El cineasta sostiene que es, además, uno de sus géneros favoritos y que está profundamente orgullosos de haberle rendido un digno homenaje en su filmografía.
Acción ante todo
Por supuesto, se refiere a Kill Bill, una película inicialmente concebida para ser estrenada como obra individual, pero sus más de cuatro horas de duración hicieron que la productora Miramax decidiera dividirla en dos volúmenes, que se estrenaron de forma sucesiva en 2003 y 2004. Hoy hablaremos del primero de ellos, Kill Bill vol. 1, una de las mayores odas al cine de acción de influencia asiática.
La sinopsis oficial reza así: «El día de su boda, una asesina profesional (Thurman) sufre el ataque de algunos miembros de su propia banda, que obedecen las órdenes de Bill (David Carradine), el jefe de la organización criminal. Logra sobrevivir al ataque, aunque queda en coma. Cuatro años después despierta dominada por un gran deseo de venganza». La cinta, como puede comprobarse, pivota en torno a la idea de venganza y las locuras que pueden llegar a perpetrarse si los personajes de dejan llevar por ella.
En este primer volumen, Tarantino decide dejar de lado sus bártulos de guionista y comienza a experimentar con la dirección. Y es que aquello que ha caracterizado otras obras del autor, el diálogo, queda relegado a un segundo plano. Se ve cuando observamos a una imponente y sensual Uma Thurman empuñando el acero, repartiendo mandobles a diestro y siniestro.
La acción de Kill Bill vol. 1 se prolonga durante más de una hora, una hora en la que nos sorprenderemos a nosotros mismos contemplando absortos la pantalla, extrañados por no encontrar profundidad en un filme de Tarantino pero cautivados por lo novedosos de su trama, por los satisfactorios litros de sangre que, esta vez sí, está derramada con justicia.
